lunes, 15 de febrero de 2016

BARRO


Tu vida está hecha de barro.

 En una primera etapa está fresco y es fácil de moldear, pudiendo cambiar de forma fácilmente.

Llegados a la segunda fase, el material empieza a solidificar y hay que conferirle un formato, aunque no se esté del todo seguro del diseño. Este periodo se corresponde grosso modo con la adolescencia, la edad perfecta para decir que no se tiene ni maldita idea de lo que se queremos ser en la vida sin que nadie te mire raro -Es normal, yo a tu edad también tenía muchas dudas.

La indecisión es quizás la culpable de que nuestras vidas nunca hayan adoptado una apariencia del todo completa y uno siempre albergue cierta esperanza de llegar a ser algo diferente a lo que es, incluso bien entrada la adultez – Soy periodista frustrado, eterno aspirante a cantante, escritor en potencia, psicólogo especializado en ayudar a superar traumas, siempre quise ser profesor de baile de salón, me hubiera gustado dedicarme a la pintura si hubiera tenido talento, una pena que no tuviese oído para la música…

El barro posee diferentes grados de humedad pero siempre acaba por solidificarse y convertirse en un objeto de cerámica definitivo.

Llegados a esta última fase, la única forma de realizar cualquier tipo de alteración a tu vida es rompiendo de manera brusca una parte de la arcilla seca. Este pico no me gusta, lo corto. No puedo deshacerme del todo de esta protuberancia pero sí que la puedo hacer más roma.

El resultado final somos todos nosotros, tiestos rotos por aquí y enmendados por allá.

La vida no es más que barro al fin y al cabo.