La gente va al psicólogo cuando se siente triste, apática,
ansiosa, rota por el desamor, insomne, inapetente sexualmente hablando,
neurótica, obsesiva, frágil, atrapada…
La gente quiere ser el superhombre de Nietzsche en “Así Habló
Zaratustra”
-Buenos días, doctor.
-Buenos días, paciente
¿Ha renunciado usted por fin a su moral de siervo?
-Debo confesar que me
cuesta no ser humilde. Confieso mirar al resto del rebaño y me horroriza la
idea de sacar los pies del tiesto.
-Bueno, bueno, tenemos
un problema si usted rechaza de entrada el riesgo.
-Figúrese, ayer cambié
una camisa porque me resultaba de un color muy chillón…
-¿Por qué color se
decantó finalmente?
-Gris o negro gastado,
es mi color favorito. La camisa es lisa y sin dibujos.
-¿Ha dejado de
plantearse el sentido de la vida cuando mira al mar si se siente triste?
-No sabría qué decirle,
no quisiera decepcionarle.
-¿Por qué considera que
me decepcionaría si así fuera?
-Usted me hizo una
pregunta capciosa.
-¿Se siente amenazado
por el tono que he empleado?
-Confieso que me da un
poco de miedo.
-Levántese y clávese
esta aguja en el dedo pulgar varias veces.
-¿Eso duele mucho?
-Compruébelo usted por
sí mismo. No sea cobarde.
-¡Ay, ay, ay!
-Dígame, ¿qué ha
sentido?
-Dolor físico y
satisfacción de haber cumplido su dictamen, sé que me curaré finalmente con un
poco de paciencia.
-Ingiera este placebo.
-Doctor…verá…perdone mi
osadía, pero, ¿existe algún efecto secundario si lo tomo en ayunas tal como
indica el prospecto?
-No sé, es la primera
vez que lo receto. Usted es francamente un paciente reto para mí. Además, ya se
sabe, los placebos están supeditados a la fe del consumidor.
-Nunca cuestionaría su
profesionalidad y su “savoir faire”, estoy convencido que es lo que necesito.
Pero dígame, ¿me quedaré calvo si me administro una dosis más alta de la que
usted me ha prescrito? No soportaría la idea de ser un lampiño neurótico. Todo
el mundo me señalaría con el dedo índice en el trabajo a la hora del almuerzo.
-Le diré una cosa, si
usted se da la vuelta, verá un espejo. Póngase de frente al mismo y háblele a
su peor enemigo.
La gente…está hastiada de ser gente.