La cucaracha que acabas de aplastar sólo porque la sociedad
te ha enseñado a considerarla como un insecto asqueroso te confirma que la vida
es injusta. No la mataste por necesidad de alimento o porque suponía un peligro
para tu integridad física. La machucaste arrastrado por tu percepción sesgada
de lo repulsivo ¿Qué pensará su madre o sus familiares más directos de
semejante crimen sin motivo aparente? Ni siquiera fue un burdo ajuste de
cuentas pandillero, solo se trataba de un prejuicio profundamente arraigado en
el subconsciente colectivo de la civilización occidental a la que perteneces el
detonante del asesinato. Por si fuera poco, la pobre inocente ni siquiera
sentirá el respaldo de un sistema judicial cucarachil y nunca te llegará una
citación judicial certificada con acuse de recibo a casa por haberla aniquilado
de una forma tan sumamente cruel y deleznable. Ninguna cucaracha se enfundará
la toga para meterte en chirona y seguirás siendo un asesino en serie de
cucarachas que se moverá en la más absoluta impunidad aprovechando el más
absoluto vacío legal.
Has de saber que las cucarachas son un elemento clave en la
cadena alimenticia y en el equilibrio de los ecosistemas y si se extinguieran,
los humanos también lo harían pasado un tiempo.
Sé que a pesar de este argumento, te reafirmas en tu
comportamiento cucarachicida cada vez que aparece una en tu campo visual.
-¡Qué ascooooooooo!- la increpas y vejas antes de acabar con
ella, haciendo caso omiso al artículo 14 de la constitución española que
promulga que todos los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Hay
cucarachas españolas, sí, por mucho que te pese. ¡Pobre criatura que salió a buscar
un resto orgánico diminuto, sin más pretensiones! Quizá un resto de moco tuyo,
o un trozo de piel tuyo, ya inerte, apenas perceptible, para poder seguir adelante
y desarrollarse como ser rastrero. No piden mucho más que tú, reflexiona. Nacen
para crecer, reproducirse y luego morir.
¡Ya ves! Tienen cuatro funciones vitales en común contigo, igual hasta
compartís aficiones si le dieses una mínima oportunidad.
Pero no, tu justicia humana es injusta y nunca le permitirá
realizarse a la inocente criatura fotofóbica, por eso corría cuando retiraste
el sofá y la sacaste a la luz, ¡pedazo de zoquete insensible!
Ahora ya nunca podrá saber qué hubiera sido de ella en el
futuro, si realmente hubiese conseguido su promoción laboral a directora de
cucarachas que tantísima ilusión le hacía a la infeliz. El pisotón seco que le
propiciaste acabó con el más mínimo vestigio de ilusión y sus aspiraciones se
difuminaron mientras su crujiente caparazón crepitaba bajo tu suela mientras tú
seguías insultándola hasta después de muerta. ¡Vergüenza te debería de dar
manchar la honra de una pobre difunta inofensiva!
¿Y aún crees en la justicia después de semejante crimen
leonino que acabas de cometer, inconsciente?
IN MEMORIAM
DESCANSE EN PAZ.
En mi casa tenemos una habitacion preparada para cucarachas. Sin aire ni calefaccion.
ResponderEliminarDe este verano no pasa.
Otra cosa, ¿debo empadronarlas?
¡Lo que hubiera disfrutado Kafka con este post!
ResponderEliminar