lunes, 8 de septiembre de 2014

INJUSTICIAS


La cucaracha que acabas de aplastar sólo porque la sociedad te ha enseñado a considerarla como un insecto asqueroso te confirma que la vida es injusta. No la mataste por necesidad de alimento o porque suponía un peligro para tu integridad física. La machucaste arrastrado por tu percepción sesgada de lo repulsivo ¿Qué pensará su madre o sus familiares más directos de semejante crimen sin motivo aparente? Ni siquiera fue un burdo ajuste de cuentas pandillero, solo se trataba de un prejuicio profundamente arraigado en el subconsciente colectivo de la civilización occidental a la que perteneces el detonante del asesinato. Por si fuera poco, la pobre inocente ni siquiera sentirá el respaldo de un sistema judicial cucarachil y nunca te llegará una citación judicial certificada con acuse de recibo a casa por haberla aniquilado de una forma tan sumamente cruel y deleznable. Ninguna cucaracha se enfundará la toga para meterte en chirona y seguirás siendo un asesino en serie de cucarachas que se moverá en la más absoluta impunidad aprovechando el más absoluto vacío legal.

Has de saber que las cucarachas son un elemento clave en la cadena alimenticia y en el equilibrio de los ecosistemas y si se extinguieran, los humanos también lo harían pasado un tiempo.

Sé que a pesar de este argumento, te reafirmas en tu comportamiento cucarachicida cada vez que aparece una en tu campo visual.

-¡Qué ascooooooooo!- la increpas y vejas antes de acabar con ella, haciendo caso omiso al artículo 14 de la constitución española que promulga que todos los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Hay cucarachas españolas, sí, por mucho que te pese. ¡Pobre criatura que salió a buscar un resto orgánico diminuto, sin más pretensiones! Quizá un resto de moco tuyo, o un trozo de piel tuyo, ya inerte,  apenas perceptible, para poder seguir adelante y desarrollarse como ser rastrero. No piden mucho más que tú, reflexiona. Nacen para  crecer, reproducirse y luego morir. ¡Ya ves! Tienen cuatro funciones vitales en común contigo, igual hasta compartís aficiones si le dieses una mínima oportunidad.

Pero no, tu justicia humana es injusta y nunca le permitirá realizarse a la inocente criatura fotofóbica, por eso corría cuando retiraste el sofá y la sacaste a la luz, ¡pedazo de zoquete insensible!

Ahora ya nunca podrá saber qué hubiera sido de ella en el futuro, si realmente hubiese conseguido su promoción laboral a directora de cucarachas que tantísima ilusión le hacía a la infeliz. El pisotón seco que le propiciaste acabó con el más mínimo vestigio de ilusión y sus aspiraciones se difuminaron mientras su crujiente caparazón crepitaba bajo tu suela mientras tú seguías insultándola hasta después de muerta. ¡Vergüenza te debería de dar manchar la honra de una pobre difunta inofensiva!

¿Y aún crees en la justicia después de semejante crimen leonino que acabas de cometer, inconsciente?

IN MEMORIAM

DESCANSE EN PAZ.

 

2 comentarios:

  1. En mi casa tenemos una habitacion preparada para cucarachas. Sin aire ni calefaccion.
    De este verano no pasa.
    Otra cosa, ¿debo empadronarlas?

    ResponderEliminar
  2. ¡Lo que hubiera disfrutado Kafka con este post!

    ResponderEliminar