martes, 27 de enero de 2015

PUEDE USTED LLORAR POR UN OJO


La gente va al psicólogo cuando se siente triste, apática, ansiosa, rota por el desamor, insomne, inapetente sexualmente hablando, neurótica, obsesiva, frágil, atrapada…

La gente quiere ser el superhombre de Nietzsche en “Así Habló Zaratustra”

-Buenos días, doctor.

-Buenos días, paciente ¿Ha renunciado usted por fin a su moral de siervo?

-Debo confesar que me cuesta no ser humilde. Confieso mirar al resto del rebaño y me horroriza la idea de sacar los pies del tiesto.

-Bueno, bueno, tenemos un problema si usted rechaza de entrada el riesgo.

-Figúrese, ayer cambié una camisa porque me resultaba de un color muy chillón…

-¿Por qué color se decantó finalmente?

-Gris o negro gastado, es mi color favorito. La camisa es lisa y sin dibujos.

-¿Ha dejado de plantearse el sentido de la vida cuando mira al mar si se siente triste?

-No sabría qué decirle, no quisiera decepcionarle.

-¿Por qué considera que me decepcionaría si así fuera?

-Usted me hizo una pregunta capciosa.

-¿Se siente amenazado por el tono que he empleado?

-Confieso que me da un poco de miedo.

-Levántese y clávese esta aguja en el dedo pulgar varias veces.

-¿Eso duele mucho?

-Compruébelo usted por sí mismo. No sea cobarde.

-¡Ay, ay, ay!

-Dígame, ¿qué ha sentido?

-Dolor físico y satisfacción de haber cumplido su dictamen, sé que me curaré finalmente con un poco de paciencia.

-Ingiera este placebo.

-Doctor…verá…perdone mi osadía, pero, ¿existe algún efecto secundario si lo tomo en ayunas tal como indica el prospecto?

-No sé, es la primera vez que lo receto. Usted es francamente un paciente reto para mí. Además, ya se sabe, los placebos están supeditados a la fe del consumidor.

-Nunca cuestionaría su profesionalidad y su “savoir faire”, estoy convencido que es lo que necesito. Pero dígame, ¿me quedaré calvo si me administro una dosis más alta de la que usted me ha prescrito? No soportaría la idea de ser un lampiño neurótico. Todo el mundo me señalaría con el dedo índice en el trabajo a la hora del almuerzo.

-Le diré una cosa, si usted se da la vuelta, verá un espejo. Póngase de frente al mismo y háblele a su peor enemigo.


La gente…está hastiada de ser gente.

 

 

 

 

1 comentario:

  1. A veces me canso de ser hombre, que decía Neruda.
    Por cierto, agradable sorpresa: hacia tiempo que no asomaba la cabeza por aquí y me encuentro tres posts nuevos. Hay que seguir en racha.

    ResponderEliminar