Esta mañana mientras
desayunaba leía en el periódico una noticia acerca de una novedosa forma de
conseguir que gente estresada y con tendencia suicida reflexionase sobre el
sentido de la vida y se replantease la envergadura de sus problemas.
Corea del Sur posee la
tasa más alta de suicidios del mundo industrializado. Las personas se
sienten presas de un alto grado de estrés en el entorno laboral.
Para paliar el
problema, el exdueño de una funeraria ha ideado “la terapia del ataúd” que
consiste en asistir al propio funeral fingido.
En primer lugar, se
viste a los pacientes con una túnica blanca y se les invita a escribir una
carta de despedida a sus seres queridos. La sala se inunda de lloriqueos y
llantos profundos. A continuación, todos deben abrazar una foto de sí mismos
envuelta en un lazo negro e introducirse en un ataúd. Acto seguido, un hombre
vestido de negro de pies a cabeza aparece en la sala de terapia y va cerrando
uno a uno los ataúdes donde los pacientes permanecerán varias horas
reflexionando sobre el sentido de sus vidas.
Para que el efecto sea más duradero, se recomienda el visionado de vídeos de
personas con enfermedades terminales o muy incapacitantes luchando por
aferrarse a la vida antes de introducirse dentro del féretro.
Los que ya se han
sometido a esta terapia confiesan sentirse mucho más serenos y en paz consigo
mismos.
Si algún día tardo en
contestar el teléfono, no os preocupéis, posiblemente esté celebrando mi propio funeral
fingido en casa.
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