sábado, 2 de enero de 2016

AÑO NUEVO ¿VIDA NUEVA?


Siempre me pasa lo mismo. Cada fin de año estoy deseando levantarme al día siguiente para disfrutar por fin de un mundo mejor donde nadie fuma, todo el mundo hace deporte, te da las gracias y valora lo bueno que haces por ellos, la gente te pide las cosas “por favor”, todas las personas más cercanas aprecian más tu compañía y reconocen lo bueno que les aportas, todo el mundo te pide perdón por lo que haya podido ofenderte y olvidan rencillas pasadas mientras te abrazan con lágrimas en los ojos.

Al igual que todos los políticos deberían estar continuamente en campaña electoral, todos nosotros deberíamos vivir una eterna Nochevieja.

Cada año conservo esa ilusión pueril que se remonta a mi más tierna infancia, cuando nos enseñan a creer que el hecho cambiar el calendario de la cesta de gatos que te regalaron en el súper por otro de perritos, hará que la humanidad camine cogida de la mano.

Cada año intento pulirme como persona creyendo ilusamente que una convención social como es un calendario es el mejor aliado para conseguir aproximarme un poquito aunque sea a lo que Nietzsche llamaba “superhombre”.

Sin embargo, cada año soy más inmune a la publicidad relacionada con los propósitos de año nuevo y acabo siguiendo mi vida sin más, como hace casi todo el mundo cuando se le pasa la resaca.

Cada año es menor el batacazo el día 1 de enero.

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