Se puede confundir
sentimiento con sentimentalismo y si no, pensad en la última vez que os
dio vergüenza ajena una muestra de cariño en público; ese beso o esa
manifestación de afecto desmesurada de la que fuisteis testigos mientras deseabais
estar en otro lugar lejano y remoto sin poder hacer nada por evitar la escena.
Ocurre a menudo que un exceso etílico o un simple deseo de
notoriedad que brota desde el interior del sujeto afable desemboca en una
exhibición barroca de devoción absoluta hacia otra persona. Suele ocurrir a
menudo en reuniones aunque a veces solo es necesario que existan dos personas
para que tan embarazoso episodio tenga lugar.
El incidente nos pilla de sorpresa a medias, puesto que
normalmente se ve venir.
-Verás tú por dónde
sale este ahora…
Cruzas los dedos en un arrebato de superstición sobrevenido
para intentar que el cataclismo no se produzca sin saber muy bien qué otra cosa
hacer para rehuirlo.
De poco sirve apretar los dientes. Lo normal es que la
sospecha se materialice y acabe por estallarnos como lo haría una granada
defectuosa, en plenas manos.
La Navidad es, sin duda, la época del año en la que más se
dan este tipo de situaciones incómodas. La decoración y el ambiente kitsch es el caldo de cultivo perfecto
para el histrionismo y la pantomima excesiva.
Rara vez las felicitaciones se quedan en un saludo
diplomático sin más pretensiones. Parece que el centelleo del alumbrado
navideño afecta al cerebro de la
gran masa y enternece de sobremanera el corazón del pueblo.
En esta época me convierto más que nunca en espectador del
gran teatro de las relaciones sociales ritualizadas. Obviamente, no soy ningún
niño ferino y por lo tanto, me veo en cierto modo obligado a ser partícipe de
ellas al mismo tiempo.
Cada año se me agudiza más el sentimiento del ridículo al
presenciar escenas de sentimentalismo desmedido o cada año la gente se vuelve
más excesiva al mostrar afecto a terceros en público. No me tachéis de huraño,
no es eso, lo que pasa es que lo exorbitante me resulta incómodo. Algo así como
que quizás esto debiera estar regulado por ley al igual que la emisión de CO2 a
la atmósfera. Si te pasas, muy bien, pero recibes una multa.
Yo hago lo imposible por huir de ellas, especialmente en las despedidas de un grupo con el que has estado tomando algo. ¡Me agobia pensar que tengo que dar dos besos a cada uno de los integrantes..... ! Y que decir de los abrazos interminables en los no se qué hacer.
ResponderEliminarEn fin.... ¡Feliz Navidad! (Con muchos abrazos, besos y achuchones ;-) )