“La relación más
auténtica y duradera -hasta la muerte- es sin duda alguna la que mantienes
contigo mismo”
Se acerca San Valentín, así que saca las tijeritas de punta
redondeada para recortar corazoncitos y colorearlos. He hecho hincapié en que
las tijeras no tengan punta afilada no vaya a ser que se te pase por la cabeza
clavárselas a alguien o lo que sería aún peor, hincártelas a ti mismo.
Hace poco leí una noticia en internet que contaba que una
mujer se había casado consigo misma en Estados Unidos y lo primero que se me
pasó por la cabeza fue: ¿Habrá hecho separación de bienes? ¿Será capaz de ir a
la policía a denunciarse a sí misma cuando se tire de los pelos o se dé
cabezazos contra la pared como autocastigo cuando haga algo mal?
En serio, no somos capaces de aguantarnos a nosotros mismos
la mayoría de las veces. Yo siempre digo que es una pena no poder divorciarse
de uno mismo. Seguir condenados a convivir con nosotros mismos de por vida
suena a sentencia a cadena perpetua.
A uno no le gusta la compañía que le brindan las personas de
su entorno y siempre le queda la huida como alternativa y remedio temporal o
definitivo. Sin embargo, si te has levantado con los cables cruzados, y ocurre,
no te queda otra que apechugar con tu irascibilidad.
-Quiero pedir el
divorcio, lo nuestro no tiene remedio por más oportunidades que te he dado.
Mírate al espejo y dítelo cuando estés en ese plan, o mejor aún, mándate a la mierda sin más
miramientos ¿no decías que te gusta la gente sincera y que va de frente?
Estoy seguro que la otra parte, en este caso tú mismo, no te
boicotearía los planes de separación si no fuera porque comparte caja torácica
contigo.
Vivir dentro de un mismo cuerpo te convierte en un viejo
amante de ti mismo que conoce todas tus canalladas y se burla de tus meteduras
de pata y eso jode lo que no está escrito.
Ya que tienes por castigo estar contigo mismo todo el tiempo
hasta la hora del juicio final, puedes optar por aprender a quererte con tus
defectos y virtudes y dejar de hacerte putadas; reconciliarte con tu persona y
tolerar sus más y sus menos, cohabitar en paz o por lo menos dejar de
autolesionarse física y psicológicamente.
¿Cuánto tiempo pasas dándote caña? Haz examen de conciencia.
Quiérete y respétate. Eso sí, tampoco te conviertas en uno de
esos pichoncitos que le dan de comer a su amorcito en público. Hombre, es una
forma de hablar, evidentemente tienes que alimentarte, a lo que me refiero es
que no me gustaría que te transformaras en un amante que se consiente y se
sobreprotege a sí mismo. Los niños mimados provocan rechazo, sobre todo cuando
el mimo es público y descarado.
“Quien no es capaz de
quererse y respetarse a sí mismo no es capaz de querer a un tercero.”
Esta “verdad general” con la que todo el mundo más o menos
comulga, tampoco es garantía de relación estable y feliz de por vida.
Las relaciones amorosas estables no son mágicas, tienen mucho
curro detrás. Es básicamente la misma ardua labor que tenemos que llevar a cabo
con nosotros mismos, con el añadido de que los amantes tienen que
lidiar además de consigo mismo con el otro. Donde hay dos personas en relación amorosa, hay en realidad tres
relaciones. ¿Por qué te sigue extrañando que resulte tan complicado?
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